Revista - Perdiz #10

Hace poco llevé a cabo una bellísima idea para mi amiga Paloma Wool: poner a bailar a 22 mujeres bajo el sol hasta entrar en un trance colectivo. Al terminar, agotadas, se colocaron todas en fila y se abrazaron. Alejandra se puso a llorar de emoción. Con la mirada ausente, le caían unas lágrimas enromes por las mejillas mientras Soraya la sostenía. Me dio vértigo, sentí un impulso muy grande de fotografiarla pero, no queriendo ser invasiva, la miré a los ojos pidiéndole permiso. Ella asintió. Entendí que me estaba abriendo una puerta que nunca me habían abierto antes, y fue como hacer la primera foto de mi vida. – Carlota Guerrero.